Análisis a fondo del MacBook Pro con chip M1: La primera iteración de Apple Silicon disipa muchas dudas y pisa fuerte
La palabra clave con la que considero resumir este extenso análisis es disrupción: Rotura o interrupción brusca. Si lo vemos desde el ámbito de la tecnología, una disrupción apunta a un cambio de paradigma producto de un cambio significativo en la propuesta de valor de lo que estaba establecido hasta el momento. Y no queda ninguna duda, la introducción de Apple Silicon es una disrupción en el mercado. Apple dice adiós tanto a la arquitectura x86, pero también a Intel, introduciendo al mercado procesadores propietarios al igual que con el resto de sus productos. ¿Qué implica esto y por qué es tan importante para el futuro? Ya lo veremos.
A la hora de reseñar cualquier tipo de artículo, siempre considero muy valorable el hecho de disponer de cierto conocimiento y experiencia previa para lograr determinar fehacientemente de dónde venimos y si realmente existió una evolución favorable con el nuevo producto/servicio. Soy usuario de MacOS desde el 2016 con una iMac 5K de 27 pulgadas, luego migré a una MacBook Pro 2015 por cuestiones de portabilidad y actualmente estoy utilizando, en efecto, el modelo del MacBook sobre el cual voy a hablar en este artículo: MacBook Pro M1, versión de 512gb de disco y 8gb de RAM. El motivo por el cual opté por 8gb en lugar de 16gb lo hablaremos luego. Por otro lado, tengo mi desktop con Windows 10 (i7 4790k, 16gb RAM, GTX 980) y también he utilizado Ubuntu en algunas oportunidades, por lo que dispongo de cierta experiencia con estos sistemas operativos y, por ende, una visión más integral sobre puntos débiles y fuertes de cada uno de ellos.
A grandes rasgos, no veremos prácticamente ningún cambio a nivel estético respecto a generaciones anteriores, pero será en el interior donde encontraremos la verdadera revolución, el Apple Silicon M1. Este chip, diseñado íntegramente por Apple, forma parte de la tercera transición de la historia de la compañía, y comenzaremos hablando de ello.
Hablemos de transiciones
El MacBook Pro del cual hablaremos junto al MacBook Air y el Mac Mini son los tres últimos computadores presentados por Apple, que podrían catalogarse como “Late 2020” siguiendo la nomenclatura que venían utilizando hasta la actualidad, pero estamos hablando de una gama completamente distinta: El corazón de estos Mac es un procesador ARM, desarrollado por la propia Apple y denominado M1, dejando de lado de forma progresiva a los procesadores de Intel.
Introducción y conceptos previos
¿Por qué transición? Para responder a esta pregunta primero tenemos que conocer, aunque sea vulgarmente, qué es un procesador: es el cerebro de prácticamente todo dispositivo que nos rodea en la actualidad. Computadoras, tablets, smartphones, smartwatches, electrodomésticos, prácticamente cualquier dispositivo electrónico de la actualidad tiene un procesador en su interior, que se encarga de (valga la redundancia) procesar datos, realizar distintas operaciones aritméticas y lógicas y, en base a ello, ejecutar las funcionalidades que el usuario demanda.
Los procesadores han experimentado una evolución muy importante en las últimas décadas, la cual ha venido acompañada de una diversificación, acorde a las necesidades de cada dispositivo. Si bien el común de la gente utiliza dispositivos con procesadores de “consumo general”, la realidad es que muchas actividades profesionales demandan procesadores sustancialmente más potentes o con determinadas prestaciones de acuerdo con dicha actividad. De tal manera, debemos introducir el concepto de arquitectura de un procesador: se trata de la estructura o el diseño que se emplea para crearlo. La arquitectura con la cual se fabrica un procesador será acorde al uso que se le dará, tanto en términos de rendimiento (velocidad) para efectuar determinadas actividades como también de consumo de energía.
El auge de la telefonía móvil y las notebooks ultra ligeras demandó la creación de procesadores más eficientes aunque suficientemente potentes. Recordemos que todos estos dispositivos son alimentados por baterías, las cuales tendrán un tamaño directamente proporcional con su capacidad, por lo que los distintos fabricantes tienen que encontrar un equilibrio entre diseño y la capacidad de la batería. En este punto, cobró gran relevancia el hecho de diseñar y fabricar procesadores eficientes, es decir, que hagan el mejor uso posible de la batería, brindando el mayor rendimiento y el menor consumo energético posibles.
Si hablamos solamente de computadoras (de escritorio o portátiles), tenemos dos grandes fabricantes de procesadores, Intel y AMD, la disputa entre ambos fue permanente. En términos generales Intel dominó el mercado hasta aproximadamente el 2016, momento en el cual se durmieron en los laureles y fueron aventajados por AMD, y así es hasta la actualidad.
¿Por qué Apple decide comenzar a fabricar sus propios procesadores?
Está claro que Intel sufre inconvenientes desde hace unos años. Si bien en declaraciones públicas son reacios a asumir esta situación, la realidad indica que están atravesando un estancamiento claro. Dejando de lado ciertos fallos de seguridad críticos que demandaron que fabricantes y desarrolladores de sistemas operativos trabajen a contrarreloj para parchear estas vulnerabilidades, Intel tampoco ha logrado aumentos de rendimiento sustanciales, lográndolo solo a consta de fabricar procesadores con un consumo energético considerable y generando así altas temperaturas, algo totalmente indeseable tanto en procesadores para equipos de escritorio pero más aún para dispositivos móviles. A pesar de este inconveniente, algunos informes indican que Apple tenía pensado, en algún momento, incorporar chips diseñados in-house en sus equipos y desprenderse de Intel, independientemente de su situación, aunque dado el estancamiento y los problemas que mencionamos, parece ser que ha sido un motivo adicional para hacer el cambio de arquitectura. El abandono no cayó muy bien en Intel, y han generado una campaña de marketing bastante agresiva contra el M1.
De hecho, Steve Jobs, cofundador de Apple y la mente maestra detrás del modelo de negocio de la una de las compañías con mayor capitalización bursátil del mundo, sostuvo con fervor que aquella empresa que crea tanto el hardware como el software puede complementarlos y lograr exprimir el rendimiento al máximo. Aquella idea no es ninguna locura, sino que es algo completamente entendible y que, años después de su muerte, se terminó concretando inclusive en las computadoras de Apple.
Respecto a este asunto, algo que muchos usuarios de iPhone/iPad desconocen es que el procesador (más bien, el SoC, lo veremos a continuación) que utilizan es diseñado por la misma Apple. Esto ocurre desde el 2010, cuando la compañía introdujo al mercado el iPad de primera generación, el iPhone 4, la cuarta generación del iPod Touch y la segunda generación del Apple TV, todos incorporando el Apple A4. En realidad, el Apple A4 es más que un procesador: Se trata de un SoC (System on a chip), un chip que incorpora todos los módulos que requiere un dispositivo para funcionar: Procesador, memoria, procesador de señales digitales, unidad de procesamiento gráfico, módulos de conectividad WiFi/Datos móviles, entre otros.
Apple y su experiencia con los cambios de arquitectura
Ahora bien, a lo largo de su historia Apple ha pasado por tres transiciones de arquitectura de hardware, lo cual implica una revolución completa ya que estamos cambiando el “corazón” del equipo. Acorde a este cambio de hardware, también se hace necesario modificar el software para que funcione con esta nueva arquitectura, por lo que allí también radica la complejidad de efectuar cambios de arquitectura. Además, es necesario que tomemos en consideración que las transiciones de hardware son aún más complejas en aquellas plataformas donde tengamos un catálogo de software más amplio y/o una gran base de usuarios: Todo el software debe ser migrado y esto puede dejar en jaque a los usuarios, debiendo decidir si actualizar o no sus equipos a consta de tener inconvenientes con aquellos programas que aún no han hecho la transición.
La primera transición fue en 1994, cuando Apple reemplaza los procesadores Motorola por los PowerPC de IBM, mientras que la segunda fue de estos PowerPC a Intel, en 2005.
Considero innecesario hacer referencias a cómo se dio la primera transición, pero sí es interesante brindar ciertos detalle respecto a la segunda, ya que tiene muchas similitudes con la última transición en términos de como Apple diseño la hoja de ruta para adecuar el software a la nueva arquitectura. Cuando nos referimos a binarios universales, hacemos referencia a un archivo ejecutable que le permite al sistema operativo ejecutar la versión apropiada a su arquitectura, ya que incorpora dos compilaciones desarrolladas íntegramente por el fabricante del software, una para la vieja y otra para la nueva arquitectura, con la única desventaja de ocupar una mayor cantidad de espacio. Por otra parte, Apple interviene de forma directa en la transición con un software denominado Rosetta cuyo objetivo es, simplemente, traducir el código fuente de una aplicación desarrollada para arquitectura antigua en una perfectamente funcional para los nuevos equipos, con un cierto impacto en el rendimiento.
En efecto, Apple vuelve a repetir esta estrategia en la transición de Intel al M1, aunque mejorando el gran medida el funcionamiento de Rosetta, denominado en esta transición como Rosetta 2. El objetivo es el mismo, permitir que aplicaciones desarrolladas para procesadores Intel funcionen con el M1, pero en esta oportunidad el rendimiento es superior, tornándose difícil saber exactamente si estamos ejecutando una versión nativa (es decir, desarrollada para el M1) o bien una versión emulada. La única forma averiguar que versión de aplicación estamos corriendo es buscando la información dentro del sistema, en un nuevo apartado denominado “tipo” que puede tener tres valores diferentes: Intel, Apple Silicon o bien, Universal, que nos indica que la aplicación está disponible para ambas arquitecturas. La diferencia entre ambas versiones de Rosetta es que la primera ejecutaba la traducción en tiempo de ejecución (es decir, durante el uso de la aplicación) lo cual tenía cierto impacto en el rendimiento, mientras que Rosetta 2 traduce a la nueva arquitectura durante la instalación y deja la aplicación lista para utilizarse.
Una transición de arquitectura también implica el compromiso de los desarrolladores de software. En la transición anterior, por ejemplo, tanto Microsoft como Adobe tuvieron grandes demoras para actualizar sus aplicaciones, lo cual repercutió de forma directa en las ventas de los nuevos MacBooks. Recibí mi MacBook M1 el 24 de enero del corriente año, momento en el cual habían pasado aproximadamente dos meses del lanzamiento al mercado de estos nuevos equipos y unos siete meses desde que Apple anunció la transición de Mac a Apple Silicon. En esa fecha, aproximadamente el 70% de las aplicaciones que utilizo en mi día a día ya se encontraban disponibles de forma nativa para la nueva arquitectura. Al día de hoy, prácticamente un 80%. Con respecto al ritmo de actualización, y a diferencia de la anterior transición como hemos mencionado, la mayoría de las compañías están actualizando de manera muy rápida sus aplicaciones para funcionar de manera nativa con ARM. En cierta manera, quizás podríamos decir que no es necesario tanto apuro, ya que la realidad nos indica que Rosetta funciona de maravilla, pero podemos ver que actualizar da bastante publicidad: La mayoría de medios de prensa que cubren tecnología hacen eco de cuando una aplicación ya está disponible para Apple Silicon.
Terminando con este apartado, hablemos específicamente de como viví esta transición, lo cual resumo con dos palabras: Sin inconvenientes. Apple aprendió de sus transiciones y sigue cumpliendo con el objetivo de que adquirir un nuevo equipo no le genere dolores de cabeza al usuario y que sea una cuestión totalmente invisible. De hecho, nos enteramos de que estamos utilizando un MacBook con M1 cuando ejecutamos por primera vez un software desarrollado para Intel, momento en el cual se instalará Rosetta 2, y de ahí en adelante correrá en segundo plano, de manera que cualquier otra aplicación que queramos instalar y que sea no nativa se traducirá de manera automática y sin informarle al usuario. La magia de Rosetta 2 y motivo por el cual Apple merece ser destacado por desarrollar este software es que no solo logra traducir las aplicaciones de manera rápida y sin impactar en el rendimiento, sino que también lo hace sin demandar ningún conocimiento técnico a los usuarios.
Aplicaciones que utilizo que ya están disponibles de manera nativa para el M1: Office 365 (excepto Teams), Slack, IntelliJ Idea, PyCharm, WebStorm, Node, Visual Studio Code, CleanMyMac X, AdBlock Pro para Safari, gestor de paquetes Homebrew, VLC, Zoom, Chrome, PDF Expert, Adobe Lightroom, Adobe Photoshop, DaVinci Resolve, Telegram, AnyDesk, y lógicamente todo el software de Apple que incorpora Apple en MacOS (Finder, calendario, FaceTime, notas, terminal, XCode, etc.)
Aplicaciones que utilizo que corren bajo Rosetta 2: Spotify, Tidal, WhatsApp, The Unarchiver, Steam, League of Legends, Discord, OBS.
¿Tenes dudas sobre si determinada aplicación funciona de manera nativa, bajo Rosetta o directamente ni funciona en la nueva gama de MacBooks? IsAppleSiliconReady.com tiene una lista bastante detallada respecto a este asunto y se actualiza prácticamente a diario.
Apple Silicon M1: Rendimiento descomunal, autonomía asombrosa
Las computadoras tradicionales utilizan múltiples chips, uno para el procesador, otro para los gráficos, otro para la memoria, etc. El chip M1, por su parte, se destaca por ser un SoC (system on a chip) ya que reúne todos estos componentes en un solo componente unificado, bajo una arquitectura ARM. Este tipo de chips ya se vienen incorporando hace varios años en los dispositivos móviles, pero el M1 es el primero en utilizarse en computadoras. Sumado a esto, la verdadera innovación de este chip viene dada por su litografía: 5 nanómetros, siendo también el primero en la industria desarrollado de esta manera. La litografía es la manera mediante la cual se construyen transistores de tamaños sumamente pequeños. A menor litografía, mayor rendimiento y mayor eficiencia energética. Para ponernos en contexto, un cabello humano tiene un diámetro aproximado de 80.000 nanómetros, y una simple analogía con la litografía de los procesadores actuales nos sorprenderá, el M1 está fabricado bajo 5nm, la última arquitectura de AMD con 7nm y 14nm en el caso de Intel. Esta deficiencia de Intel es uno de los motivos por los cuales Apple prescindió de sus servicios para la fabricación de los procesadores de su gama de computadoras.
CPU: Ocho núcleos en formato 4+4 con potencia de sobra
Si hablamos de la CPU, el M1 pone en juego ocho núcleos, de los cuales cuatro son de alto rendimiento (denominados Firestorm) y cuatro de alta eficiencia (Icestorm) diseñados, respectivamente, para tareas intensivas y para tareas del día a día. En otras palabras, los núcleos de alto rendimiento se activarán cuando sea necesaria una mayor potencia, mientras que los de alta eficiencia serán utilizados durante tareas cotidianas (navegación web, streaming de vídeo, ofimática, etc.) consumiendo prácticamente nada, menos de 1W. Los ocho núcleos pueden funcionar a la vez sin problema alguno en caso de necesidad. Si bien la CPU es la misma en el MacBook Air, la versión Pro tiene como ventaja la refrigeración activa, que permitirá al Mac mantenerse funcionando a plena potencia durante largas sesiones con tareas intensivas. Cuando hablamos de rendimiento sostenido, el MacBook Pro es un claro ganador. En principio, había pensado que los cuatro núcleos de alta eficiencia iban a ser para un uso muy básico ya que Apple indicó que consumen solo una décima parte de energía que los núcleos de alto rendimiento. Desactivé los núcleos de alto rendimiento mediante algunos comandos en la terminal y desactivando algunas opciones que resguardan la integridad del sistema y he notado que, efectivamente, el Mac es perfectamente utilizable para tareas cotidianas. De acuerdo con GeekBench 5, el rendimiento multicore de estos cuatro núcleos Icestorm tienen el mismo rendimiento que el i3 de los MacBook Air de principios del 2020.
GPU: Lo mejor de lo mejor en gráficos integrados
Pasemos a la GPU. 8 núcleos capaces de lograr 2,6 TFLOPS de potencia, una cifra impresionante tratándose de gráficos discretos y encima con un consumo energético muy bajo. Y si hablamos de GPU, hablamos de gaming. Voy a insistir con la siguiente idea hasta el hartazgo: los Mac no son equipos dedicados a gaming. Aún así, la GPU que integra al M1 es sin lugar a dudas la reina en gráficos integrados, y un rival para gráficos discretos. En otras palabras, la tarjeta gráfica integrada en el M1 supera en la mayoría de los casos a las gráficas integradas de los procesadores con Intel y AMD, y es un digno rival para placas de vídeo como la Nvidia GTX 1050 Ti o la AMD Radeon RX 560, obteniendo resultados similares (¡Aún usando Rosetta para ejecutar los juegos!) en la mayoría de las circunstancias, acercándose inclusive a la GTX 1650. Estos resultados no dejan de sorprender, considerando que el M1 es la primera generación de estos chip, veremos cómo rinden las sucesivas iteraciones en los MacBooks de gama alta (MacBook Pro de 16 pulgadas, iMac Pro, Mac Pro). Hablando de reproducción y edición de contenido en 4K u 8K, el MacBook Pro ni se inmuta, le sobra potencia para este tipo de actividades.
Núcleos de Inteligencia Artificial
Dejando de lado la potencia clásica brindada por la CPU y la GPU, Apple comenzó a hacer hincapié en sus núcleos de “neural engine” desde la salida del Apple A11 incorporado en el iPhone X y el 8/8 Plus. Estos núcleos permiten procesar datos y efectuar distintas acciones con mayor eficacia gracias al uso de inteligencia artificial. El M1 dispone de 16 núcleos de este tipo, y la arquitectura misma esta diseñada para potenciar el aprendizaje automático. En general, el uso de estos núcleos por parte del Mac es totalmente invisible al usuario, la única evidencia suele ser mayor velocidad a la hora de efectuar determinadas actividades, reduciendo paralelamente el consumo.
Componentes adicionales del M1: La verdadera diferencia con los procesadores tradicionales
Otro de los beneficios de la computación heterogénea (propia de la arquitectura ARM) es la posibilidad de incorporar componentes que sirvan de asistencia y ayuda a distintas tareas concretas que diferentes usuarios puedan llevar a cabo en su día a día. Gracias a la incorporación de estos componentes es que el M1 es tan capaz, a pesar de no disponer de tanta fuerza bruta como los procesadores tradicionales de Intel y AMD. A continuación, procedo a listar los componentes de ayuda o aceleradores para el Apple M1, sin detallar cada uno de ellos porque en general son autoexplicativos:
- Gestor energético avanzado.
- Cachés de banda ancha.
- Acelerador criptográfico.
- Acelerador de aprendizaje automático.
- Motor avanzado de pantalla.
- Procesador de vídeo HDR.
- Procesador siempre encendido.
- Procesador de señales de imagen de alta calidad.
- Secure Enclave (gestiona el arranque seguro del equipo, el Touch ID, capa de seguridad del sistema y validación de firmas digitales y certificados del software).
- Reproducción de vídeo de bajo consumo.
- Gestor de almacenamiento NVMe.
- Edición de vídeo de alto rendimiento.
- Controlador Thunderbolt/USB 4.
- Procesador de audio de alta eficiencia.
- Procesador HDR de imagen.
- Controlador PCI Express 4.0.
- Controlador de rendimiento (decide de manera dinámica e inteligente que tipo de núcleo y componentes deben utilizarse en cada momento).
Cualquiera sea la actividad que estemos haciendo con el Mac, varios de estos componentes harán acto de presencia de manera automática para aumentar la eficiencia. Precisamente, son este tipo de características las que hacen al M1 una verdadera revolución en la industria, ya que cualquier cosa que hagamos con el equipo se va a encuadrar dentro del margen de acción de alguno o algunos de estos componentes.
Almacenamiento SSD NVMe unificado
El almacenamiento es una disco de estado sólido NVMe fabricado por la misma Apple que también se encuentra dentro del SoC y su rendimiento, acorde al resto de los apartados, es sorprendente. De acuerdo con Disk Speed Test, la velocidad de escritura se encuentra en torno a 2163 MB/s y la de lectura cercana a los 2842MB/s. Considerando que el MacBook Air/Pro de inicios de 2020 con procesadores Intel alcanzaba, respectivamente, velocidades de 700MB/s y 1450MB/s, la diferencia es muy notable. Deduzco que esta mejora será gracias al nuevo controlador de acceso NVMe y a la nueva arquitectura de memoria unificada. Al margen de que un SSD rápido se traduce en mayores velocidades en el uso del sistema y las distintas aplicaciones, lo realmente interesante es que con estas velocidades de lectura/escritura, el SSD será sumamente capaz para utilizarse como memoria virtual. Esta técnica, que se usa desde hace años en cualquier computadora, consta de utilizar la memoria del disco (denominada memoria secundaria) cuando la RAM (memoria principal) se encuentra llena. Antaño, las velocidades de los discos duros eran muy bajas, por lo que se usaban como memoria virtual aunque con un impacto muy negativo en el rendimiento. En los tiempos que corren, los SSD son perfectamente capaces de utilizarse como memoria virtual, y en el caso del M1, con un rendimiento casi al nivel de la memoria RAM.
Memoria unificada (RAM)
La última mención respectiva al interior de este chip M1 será la memoria unificada. La memoria RAM se encuentra dentro del SoC, y será compartida tanto con los núcleos de la CPU como con los de la GPU y los del Neural Engine. Gracias a la cercanía de la RAM con el resto de los componentes, las latencias son mínimas y se dispone de un enorme ancho de banda, por lo que esta memoria es muchísimo más eficaz y rápida que en las arquitecturas tradicionales. Paralelamente, la integración de hardware más software junto a la ingeniería por detrás para su optimización permitió que, históricamente, los dispositivos de la manzana hagan un mejor uso de la memoria RAM, ventaja que se repite en estos MacBooks y aún más gracias a esta memoria unificada que mencionamos.
Arrojo dos preguntas y las correspondientes respuestas para finalizar con este apartado: ¿Cumple el M1 con las expectativas? ¿Su rendimiento es superior a los procesadores Intel? Ambas respuestas son positivas: Sí, y de manera contundente.
Si en los últimos años hemos seguido de cerca la evolución de los chips A utilizados para iPhone y iPad, el M1 no debería de sorprendernos demasiado: Apple ha aprendido muchísimo de esta experiencia en diseño y fabricación.
El M1 bajo la lupa: Pruebas de uso, benchmarks y autonomía
Aclaración importante: Los resultados de los benchmark los he extraído de un artículo muy completo de Xataka, aunque algunos los he corroborado por cuenta propia. Si bien los benchmarks muestran el rendimiento del MacBook Air con M1, la realidad es que el modelo Pro podría dar inclusive mejores resultados. Recomiendo la lectura de este artículo ya que es muy detallado respecto al rendimiento y consumo del M1.
La incorporación de estos nuevos procesadores al mercado cambia radicalmente la manera en la cual se deberían efectuar los benchmark ¿Por qué? Debido a los aceleradores que hemos mencionado. Gracias a ellos, la potencia bruta dejó de ser el único indicador de rendimiento, ya que estos aceleradores van a mejorar drásticamente el rendimiento en aquellas circunstancias donde se haga uso de ellos, liberando a la CPU para ciertas actividades específicas. Así, herramientas como Geekbench son útiles pero solo hasta cierto punto, ya que son pruebas de velocidad bastante abstractas que no reflejan el rendimiento en el uso real y práctico del día a día.
Rendimiento de la CPU: Fuera de toda duda
Leyendo hasta este punto quizás estén pensando “claro, estás hablando mal de los benchmark sintéticos como GeekBench porque el M1 es superado por otros procesadores, a pesar de que digas que tiene un rendimiento impresionante” y no es así. En rendimiento single-core, el M1 se encuentra por encima de procesadores tan bestiales como el Intel Xeon W-3265M de 24 núcleos/48 hilos que incorpora el Mac Pro de finales del 2019 que cuesta, atentos: Arriba de 5000 dólares según la configuración. También supera al i7–9750H del MacBook Pro de 16 pulgadas del 2020, tanto en single como en multicore, y todo esto consumiendo prácticamente un 75% menos de energía, impresionante.
En pruebas de “uso real” los resultados también sorprenden. Compresión de archivos con Keka, conversión de un vídeo H.264 a Apple ProRes 422 usando Automator, conversión de una página PDF a HEIC utilizando Vista previa y otros tantísimos ejemplos más de uso cotidiano son una prueba rotunda de que el M1 es un chip deslumbrante. Además, también es muy relevante que este chip no solo consigue ser sustancialmente más rápido que procesadores de Intel, sino que para alcanzar estos resultados consume muchísima menos energía.
La GPU es una maravilla por tratarse de gráficos integrados
La GPU no se queda para nada atrás, y como hemos mencionado en la sección anterior, es la mejor GPU integrada del mercado, brindando un mayor rendimiento que las opciones integradas que proponen Intel y AMD con un consumo energético, nuevamente, menor. No utilizo el Mac para jugar, pero he descargado solamente para probar el League Of Legends, alcanzando 75fps promedio y 50fps mínimo con la resolución nativa del equipo (2560x1600) con todas las settings en lo máximo posible, lo cual me pareció más que apropiado considerando que es una GPU integrada y que además estamos emulando el juego con Rosetta 2, quizás esto mejore más aún en una versión nativa. Respecto a benchmark puro y duro, simplemente voy a referenciar los realizados por Xataka. El rendimiento de la GPU integrada del M1 es algo inferior a las GPU dedicadas AMD 5300 y 5500 pero consumiendo (de nuevo) muchísimo menos, pero es altamente superior a las opciones integradas Iris 655 e Iris 640 que incorporan los i5 de octava y séptima generación respectivamente.
Núcleos de IA: Apple vuelve a ratificar la importancia de tener núcleos destinados directamente a Inteligencia Artificial
Respecto a los núcleos de IA, es difícil encontrar aplicaciones que hagan uso notable de ellos, es decir, muchas aplicaciones harán uso de estos núcleos pero de forma transparente para el usuario, aunque sí que existen algunas en concreto que sí se ven beneficiadas de forma directa y notable. He puesto a prueba los núcleos de IA con Pixelmator Pro, software que entre sus funciones tiene la capacidad de aumentar la resolución de una imagen utilizando aprendizaje automático, y los resultados me sorprendieron: Lo hace de forma muy rápida y con un consumo (sin exagerar) que realmente me dejó con los ojos abiertos. Al no disponer de otro MacBook con Intel para comparar (he vendido el MBP 2015), voy a referenciarme nuevamente con Xataka: El M1 logra aumentar la resolución de una imagen en 64 segundos y consumiendo SOLAMENTE 2,7W, mientras que el i7–9750H (MacBook Pro de 16 pulgadas, 2020) demora 90 segundos y encima consumiendo ¡DOCE veces más!, 33W. La diferencia viene dada ya que, para efectuar esa actividad, el M1 hace uso los núcleos de IA para asistir a la CPU/GPU, mientras que el MBP del 2020 utiliza solamente CPU+GPU para procesar.
Refrigeración activa: ¿Es necesaria con el M1?
Si nos referimos a la refrigeración, aún no he escuchado el ventilador de mi MacBook Pro hasta el momento. Si es que se ha activado, es muy silencioso. El equipo se mantiene increíblemente frío bajo todas las circunstancias, mientras que mi MacBook anterior ya calentaba en la parte superior del teclado haciendo actividades habituales poco demandantes.
La autonomía del MacBook Pro M1 sorprende
La autonomía, como ya hemos discutido, es lo mejor que podemos encontrar al día de la fecha en portátiles. La magia detrás de esto se encuentra tanto en la optimización del software como también en la enorme eficiencia que tienen los núcleos Icestorm, ya que con ellos podremos llevar a cabo muchas actividades cotidianas sin necesidad de recurrir a los núcleos de alto rendimiento que, como esperamos, consumen más. Sin ir más lejos, viendo streaming en 4K, el equipo consume menos de 1 vatio, mientras que con equipos basados en Intel he indagado y este consumo se dispara a 4–5 vatios. Si nos referimos a uso concreto del equipo, he logrado utilizarlo durante dos jornadas habituales de ocho horas con lo típico, multimedia, redes sociales, Slack, WhatsApp, contestando alguna llamada, utilizando Zoom u otras plataformas de videoconferencia, algún IDE de desarrollo… y el porcentaje restante de batería era de 25%. Apple no tiene rival en este sentido, al menos por el momento, y es uno de los puntos clave para decidirse por uno de estos equipos de Cupertino.
Detalles adicionales: Uso de monitores externos
Con respecto a la utilización de monitores externos lo primero que me llamó la atención fue que el cambio de resolución al utilizar monitores externos es instantáneo. Por otra parte, con mi MacBook anterior solía aparecerme un mensaje similar a “el uso de x resolución puede afectar el rendimiento del sistema” pero en esta oportunidad no ha sido así. Lógicamente, he tenido que utilizar un hub con entrada HDMI para poder hacerlo, ya que el MacBook solo trae dos puertos Thunderbolt/USB 4. He probado dos monitores: Un Acer P241W de resolución 1920x1200 que tengo en casa y un LG (no recuerdo el modelo) resolución 3840 x 2160 (vamos, 4K). En sendos casos, sin problemas, aunque sí que he leído por internet que existen ciertos inconvenientes con monitores ultra-wide. El último detalle por mencionar es que esta primera iteración de MacBook Pro con M1 solo soporta un monitor externo hasta resolución 6K a 60Hz, veremos qué ocurre con los nuevos equipos que, estimo, se lanzarán durante el 2021. Siempre aconsejo el uso de cables HDMI certificados para 4K o la resolución del monitor que deseemos utilizar, es indispensable para no tener inconvenientes con la resolución o la frecuencia.
MacOS 11 Big Sur, la nueva versión de sistema operativo viene plagada de novedades e íntegramente desarrollada para el M1
El período de pruebas beta de esta nueva versión fue más larga de lo habitual, fui beta tester y puedo dar fe de ello, pero el resultado ha sido excelente. Esta versión ha traigo consigo muchísimos cambios tanto a nivel interno como externo, y es precisamente por ello que luego de 19 años Apple ha decidido catalogar a Big Sur como versión 11.0, dejando atrás de una vez por todas el número 10, y no es para menos. En 2001, Apple lanzó MacOS Cheetah 10.0, y todas las siguientes versiones se fueron apoyando en el 10.X hasta, finalmente, MacOS Catalina, versión 10.15. Tras casi dos décadas de historia, el cambio de arquitectura también supuso una major release con nueva nomenclatura.
MacOS Big Sur se reinventa completamente con un rediseño muy elegante. La paleta de colores, los bordes de las ventanas, la barra de menú y sus botones, los iconos, el dock, todo ha sido rediseñado dando lugar a un sistema operativo muy consistente y unificado con el resto de ecosistema de Apple, las similitudes con iOS y mayormente con iPadOS son más que apreciables. Tenemos una nueva interfaz en la barra de menú, donde podremos efectuar ciertos cambios relativos a red WiFi, AirDrop, Bluetooth, brillo, muy similar al centro de control de iOS/iPadOS. El rediseño del centro de notificaciones también se hace notar, con una interfaz transparente y un sistema de widgets personalizable muy parecido a lo que hemos visto con la última major update de iOS 14. Safari, el navegador incorporado, ha mejorado muchísimo a nivel estético pero también funcional, haciendo mucho énfasis en la privacidad. Otros cambios menores se dieron en la App Store, Mensajes, Mapas, Spotlight, Notas, sistema de cifrado y algunas funcionalidades adicionales como la carga optimizada.
El concepto de continuidad sigue más que vigente. Como Apple fabrica el iPhone, iPad, Apple Watch, AirPods y el Mac, todos los dispositivos se entienden y coordinan de forma consistente. Podemos hacer uso de AirDrop para enviar rápidamente archivos del iPhone/iPad al Mac y viceversa, trabajar con documentos en un dispositivo y continuar en otro con un nivel de sincronización inmejorable, desbloquear la Mac con el Apple Watch, posibilidad de hacer, recibir y contestar llamadas o mensajes con el Mac sin necesidad de tocar el teléfono, escanear documentos con el iPhone e importarlos directamente al Mac, copiar texto o contenido multimedia en el iPhone y pegarlo en el Mac, entre otras actividades son cuestiones sumamente pulidas y que son un enorme justificativo para tener el ecosistema completo de Apple: La integración es inmejorable. Tengo muchísimas ganas de pedir prestado un iPad para usar sidecar, una función que permite usar el iPad como segunda pantalla, es lo único que no he podido probar respecto a las funciones de continuidad.
Otra gran posibilidad que tenemos gracias a esta nueva versión del sistema operativo y a la incorporación del chip M1 es poder ejecutar, por primera vez, aplicaciones del iPhone y del iPad directamente en el Mac. Sinceramente no he indagado demasiado en este apartado porque no he tenido la necesidad, pero sí me parece una incorporación más que apropiada gracias a que ahora el M1 comparte arquitectura con el resto de los dispositivos.
¿Qué tal el rendimiento de aplicaciones nativas y traducidas con Rosetta 2? De las aplicaciones nativas no hay mucho que hablar: vuelan, y aquellas más exigente podrán hacer uso de toda la potencia que haga falta. Respecto al software que aún no tiene una versión optimizada para Apple Silicon, no pasa nada, Rosetta 2 se encargará en segundo plano, sin que lo notemos, de que se efectúe la traducción a la nueva arquitectura durante la instalación y luego podrá ejecutarse sin problemas. De las aplicaciones que hacen uso de Rosetta 2, solo una me ha generado inconvenientes importantes: Spotify. No se exactamente el motivo, pero la aplicación eventualmente se cuelga durante el uso y también demora bastante en abrir. Afortunadamente, esto no supuso un problema muy grave ya que recientemente comencé a utilizar Tidal, que si bien no tiene versión nativa para el M1, funciona de maravilla con Rosetta 2.
Respecto a la instalación de paquetes y librerías relacionadas con desarrollo de software, lo he hecho como de costumbre y en general no he tenido problemas, aunque sí tuve que hacer una revisión de la documentación de cada librería o paquete ya que en algunos casos eventuales es necesario efectuar algunos pasos adicionales o alternativos para hacerlo compatible con el M1.
Algo que me parece apropiado destacar es la velocidad con la cual se efectúa la configuración inicial del equipo, la típica pantalla de setup donde se configura idioma, disposición de teclado, registro en iCloud, registro de huella dactilar, todo esto se hace de forma rápida y en muy pocos minutos ya me encontraba en el escritorio. También me ha sorprendido la velocidad con la cual se enciende la pantalla cuando tenemos el equipo en modo suspensión y levantamos la tapa. Sin exagerar, parece que la pantalla nunca se apaga.
El resumen de mi experiencia con la nueva versión se reduce a una palabra: excepcional. Las novedades son muchas, y muy interesantes. La estética se encuentra muy cuidada en todos los apartados y muy orientada a la productividad, intentando dejar a disposición la mayor cantidad de espacio posible para la actividad en cuestión que estemos realizando. El nivel de fluidez y soltura para moverse por distintas secciones del sistema operativo permite trabajar y hacer lo que tengamos que hacer de forma rápida y precisa. La excelente integración con otros dispositivos de la manzana sigue intacta. La transición ha sido muy amigable y sin mayores inconvenientes.
Como es lógico, MacOS Big Sur viene preinstalado en cualquier equipo que incorpore el M1.
Una actualización más que a la altura de la nueva arquitectura.
Sin cambios en el diseño, las únicas diferencias las encontramos en el interior
¿Viste algún MacBook Pro con TouchBar de los últimos años? Bueno, este equipo es prácticamente igual. A diferencia de otros portátiles de esta gama que suelen tener diseños más “radicales”, los MacBooks se destacan por proponer diseños sobrios pero muy elegantes.
En el caso de la versión Pro, tenemos un grosor uniforme de apenas 1,56cm y un peso de 1,4kg, lo cual se agradece muchísimo a la hora de transportar el equipo, sin tornarse nada incomodo de desplegar en espacios estrechos.
La pantalla sigue siendo un punto sumamente positivo del MacBook Pro. A pesar de que aún no llegan las rumoreadas pantallas con tecnología Mini-LED, las actuales pantallas Retina con panel IPS retroiluminadas con LED son más que suficientes, inclusive para creadores de contenido multimedia que requieran de una gama cromática y nitidez apropiada. Las especificaciones completas de la pantalla son las siguientes: Tamaño de 13,3 pulgadas, resolución 2560x1600 píxeles que dan una densidad de 227 ppi, 500 nits de brillo máximo, gama cromática P3 y tecnología True Tone heredada de los iPhone/iPad. Los ángulos de visión son muy amplios tanto vertical como horizontalmente, lo que nos permitirá usar el equipo con cualquier inclinación y seguir viendo todo con máxima nitidez y tonalidad de color correcta. En síntesis, tenemos una pantalla sobresaliente, de altísima calidad y con una calibración de color muy conseguida.
En cuanto a la disponibilidad de colores, también se repite respecto a generaciones anteriores: Silver y Space Grey. En mi caso, opté por la segunda opción ya que la considero más elegante, aunque sí que tuve que tener cierto cuidado a la hora de insertar algo en los conectores debido a que leí que este color se raya con relativa facilidad. Afortunadamente, las huellas de los dedos no se marcan en el chasis del equipo, ni tampoco las muñecas cuando se apoyan para usar el teclado/trackpad.
Respecto a los puertos, tenemos una limitación importante: Solamente dos puertos Thunderbolt/USB 4 en conectores de formato USB-C en el lado izquierdo y un puerto de 3,5mm para audio en el lado derecho. A pesar de que el rendimiento de estos USB-C es sobresaliente, solamente dos se tornan insuficientes en determinadas situaciones, demandando de manera casi obligada la adquisición de un hub para añadir algunos puertos adicionales. De todas maneras, el lado realmente positivo de estos puertos es la flexibilidad, ya que el estándar USB 4 permite alcanzar altísimas tasas de transferencia (hasta 40 Gb/s) y también alimentar al dispositivo mediante cualquier cargador USB-C, por lo que en caso de que olvidemos llevar nuestro cargador, podemos utilizar otro de manera alternativa sin mayores inconvenientes. Sumado a ello, este puerto también soporta DisplayPort de manera nativa, por lo que podremos utilizarlo para conectarnos a un monitor externo de hasta resolución 6K a 60Hz. En cuanto a conectividad inalámbrica, el MacBook Pro M1 tienen soporte para 802.11ax, es decir, WiFi versión 6, tecnología que permite velocidades de transferencia más elevadas, mejor manejo de la red, mayor alcance, latencia más baja y consumo menor. Sinceramente no he notado grandes diferencias respecto a mi MacBook anterior excepto en lo relativo al alcance, es sustancialmente más grande. Respecto a Bluetooth, tenemos la versión 5.0, lo uso de forma permanente con mis auriculares wireless, un equipo de música y el mouse sin ningún inconveniente.
(Pequeña aclaración: Existe cierta confusión a la hora de hablar de Thunderbolt y USB-C. La interfaz Thunderbolt es un estándar tanto para la transmisión de datos como energía, desarrollado por Intel en colaboración con Apple, que a simple vista parece un USB-C ya que su aspecto exterior es el mismo, pero no todo puerto USB-C es Thunderbolt debido a sus diferencias en el interior)
Si nos referimos al teclado, Apple mantiene el teclado Magic Keyboard con mecanismo de tijera, lo cual es un punto muy positivo ya que este teclado me ha dejado muy buenas sensaciones, dejando definitivamente de lado el mecanismo mariposa que tantos dolores de cabeza le generaron a muchos usuarios en generaciones anteriores. La retroiluminación no es algo revolucionario y prácticamente cualquier portátil dispone de ella, el MacBook Pro no es la excepción y es bastante buena, configurándola de forma automática de acuerdo con la luz ambiental.
En cuanto al Touchpad: Gigante, y sigue siendo el mejor. El trabajo con él en cualquier tipo de apartado se mantiene al máximo nivel, los gestos multi-touch son fáciles de aprender y se pueden utilizar con máxima fluidez y facilidad. La posibilidad de efectuar clicks tocando en cualquier parte de la superficie es tan natural que luego cuesta muchísimo utilizar otro Touchpad que no implemente esta funcionalidad. El motor de vibración que funciona ante los distintos toques que realicemos es sutil y agradable. Tengo a disposición un Magic Mouse 2, bastante ergonómico y que también soporta la utilización de gestos, pero prácticamente no lo utilizo, el touchpad es más que suficiente para mí.
Se mantiene el botón mecánico TouchID para autenticación tanto en el inicio de sesión como para otras operaciones que requieran validar nuestra identidad, es una herramienta sumamente cómoda para iniciar sesión en páginas web donde hayamos guardado nuestra contraseña en Keychain. Una vez que comenzamos a utilizar esta identificación mediante huella dactilar es difícil volver atrás, todo se torna muy cómodo (y seguro).
Algo nuevo en mi experiencia con el uso de MacBook fue la (criticada por muchos) Touch Bar. Apple destinó, allá por 2016, casi 14 minutos de una conferencia de 56 minutos para introducir la “revolucionaria” Touch Bar que se estrenaría con los nuevos MacBook Pro de ese año. Para aquellos que desconocen, la Touch Bar es una pantalla OLED interactiva de resolución (aproximada) 2170x60 que reemplaza a las teclas de función (F1, F2, …) y que permite realizar una familia de funciones o acciones muy interesantes de acuerdo a la aplicación que estemos utilizando, es decir, es dinámica e interactiva. La primera generación (2016–2019) de la Touch Bar incorporaba la tecla “escape”, pero con la segunda generación (2019 hasta actualidad) pasó nuevamente a ser una tecla física ubicada a la izquierda. Tenemos contenido de sobra para hablar sobre la Touch Bar, tanto respecto a su hardware como su software. En la sección derecha tenemos el control strip, que es totalmente personalizable por parte del usuario y que nos permite tener “a mano” ciertos atajos básicos del sistema como el volumen, brillo, etc. mientras que en centro-izquierda tenemos la app region que nos dará la posibilidad de efectuar determinadas acciones en base a la aplicación que estemos utilizando en ese momento. Las acciones disponibles variarán de acuerdo con la aplicación en cuestión y es responsabilidad del desarrollador de dicha app encargarse de situar los atajos apropiados. La gama cromática de la Touch Bar es P3 y reconoce cuatro tipo de gestos: Toque, mantener presionado, swipe o movimiento horizontal y capacidad multi-touch (múltiples toques serán reconocidos sin inconvenientes). Cabe destacar que si necesitamos acceder a las teclas de función, podemos hacerlo presionando fn en el teclado, momento en el cual aparecerán tales teclas en la Touch Bar. A pesar de que suene raro, la Touch Bar es un “mini Apple Watch” ya que de fondo utiliza una versión modificada de WatchOS y tiene su propio procesador, memoria y almacenamiento. Terminamos con mi opinión: Es útil y atractiva, pero no indispensable, y desde que se presentó la he visto como una forma más accesible de hacer determinadas acciones para usuarios que recién entran en la plataforma, pero no tan orientada a uso profesional ya que, en general, se utilizan mayormente atajos de teclado. Según rumores, la Touch Bar desaparecería con los modelos de 2021, veremos qué ocurre.
La cámara web es un desastre. 720p en un equipo de este precio y en el año 2020 parece una tomada de pelo. El procesador de imágenes digitales (ISP) que forma parte del M1 hace su trabajo corrigiendo algunas cuestiones relativas al color y nitidez, pero sinceramente su trabajo no alcanza, el problema es la baja resolución de 720p.
Finalmente, nos toca hablar del audio. Tenemos dos altavoces en ambos extremos laterales del equipo, con orificios muy pequeños que se integran con suma fineza en el chasis del equipo. Si bien el sonido que logran desplegar estos altavoces no tienen tanta profundidad en bajos como en el modelo Intel de 16 pulgadas, sí que tienen una calidad excepcional al tratarse de altavoces estéreo de alto rango dinámico, con compatibilidad con Dolby Atmos. El único punto negativo es el volumen, lo encuentro algo insuficiente en determinadas ocasiones. Respecto a la salida de audio, tenemos un conector 3.5mm que probablemente esté conectado a un DAC de excelentísima calidad, he podido probar unos Beyerdynamic DT 990 Pro (Auriculares formato diadema de 200usd) y los levanta sin problemas, no he apreciado ruido blanco ni ningún tipo de distorsión. Respecto a los micrófonos, no he encontrado demasiada especificación más que el hecho de disponer de 3 micrófonos de calidad de estudio, lo cual es una realidad: La calidad de audio que se puede obtener grabando con estos micrófonos es deslumbrante, pudiéndose usar inclusive para grabar podcast y, por supuesto, para llamadas de todo tipo.
La decisión de Apple de no hacer cambios en el diseño externo es un acierto solamente si consideramos que la compañía sostiene que la transición debía ser lo más transparente posible para el usuario final, que solamente quiere un equipo más rápido y con mayor autonomía que en modelos anteriores. Aún así, echo de menos un rediseño, hubiera sido una excelente oportunidad dado el radional cambio que se efectúo por dentro.
Recapitulemos: Puntos fuertes y oportunidades perdidas para el primer MacBook Pro con M1
Voy a ser breve. Los puntos más fuertes de este equipo son, como podrán imaginarse por las secciones anteriores, el rendimiento y la autonomía. No hay nada más potente ni más duradero en términos de batería en este margen de precio. El resto de puntos fuertes son heredados de generaciones anteriores: El sistema operativo funciona de maravilla, súper fluido y elegante, ahora completamente optimizado para Apple Silicon aunque perfectamente funcional en equipos con Intel; la pantalla Retina con gama cromática P3 es muy nítida y suficientemente buena para edición de vídeo/fotografía; y por último, la calidad de construcción, se conserva un producto premium, robusto y muy ligero.
Con respecto a oportunidades perdidas, ¡tirón de orejas FUERTE para Apple! El MacBook Pro continúa incorporando una cámara web de mísera y anticuada resolución 720p. Considerando que todavía seguimos en plena pandemia y las videollamadas/conferencias seguirán haciendo acto de presencia, se echa muchísimo en falta una cámara algo más decente, por lo que la considero el peor fallo y una enorme oportunidad perdida en este equipo. Si bien Apple menciona que la calidad se ve mejorada gracias al nuevo procesador de imágenes digitales del M1, la diferencia no es muy apreciable.
Asimismo, me hubiera gustado muchísimo ver un rediseño sea del chasis del equipo o, al menos, de los biseles de la pantalla, son muy grandes para un equipo de finales del 2020 y sinceramente son el único aspecto del diseño que no me convence para nada. De todas formas, le doy la derecha a Apple con el hecho de no haber efectuado un rediseño por el mero hecho de que lo que intentan con esta nueva gama de productos es hacer una transición invisible, que el usuario cotidiano ni siquiera se entere de que están ante un chip nuevo, que solo quiere que funcione más rápido y dure más la batería como mencioné en la sección anterior. Referido a esto, ni siquiera mencionan en la caja algo relacionado con la nueva arquitectura. Si hablamos del cargador propiamente dicho y su conexión al MacBook, aún sigo extrañando y reclamo con ansias el retorno del MagSafe. Para los que no están al tanto, el MagSafe era un cable que se conectaba al Mac como si se tratase de un imán, lo que permitía cuidar tanto al cable como al equipo de eventuales caídas si nos lo chocábamos, ya que se desconectaba directamente.
Dos puertos Thunderbolt/USB se tornan algo insuficientes, se hubieran apreciado como mínimo cuatro, aunque no considero a este aspecto como muy crítico ni mucho menos decisivo a la hora de elegir qué portátil adquirir.
Concluyendo este apartado, si nos referimos al límite máximo de memoria unificada que podemos adquirir, 16gb me parece totalmente suficiente para la mayoría de los usos, pero determinados profesionales que hacen uso de software realmente exigente tendrán que esperar hasta la próxima iteración. Si bien el precio de la versión base me parece relativamente acorde para tratarse de un equipo de Apple, sí considero que el dinero que tenemos que desembolsar para hacer actualización de RAM o de almacenamiento es excesivo y podría ser algo menor.
Preguntas frecuentes de potenciales compradores de la nueva gama de Mac con M1.
Procedo a mencionar y responder algunas preguntas que podrían surgirle a tentativos compradores de esta nueva generación de MacBooks:
- ¿8gb o 16gb de memoria RAM?
Si te lo puedes permitir económicamente, la versión de 16gb de memoria RAM es una inversión a futuro. Aún así, si no llegas a los 200usd adicionales por el upgrade, puedo afirmarte de forma rotunda que 8gb son más que suficientes por varios motivos. Gracias a la arquitectura de memoria unificada, el uso de la RAM es mucho más eficiente, pudiendo sobreescribirse y borrarse a discreción de forma sumamente rápida. Por otra parte, el induscutible rendimiento del SSD permite que el uso de swap memory o memoria virtual sea una herramienta infalible cuando la RAM se haya agotado. Por otra parte, MacOS Big Sur es un sistema muy pulido y trabajado, que hace uso de la memoria RAM de manera muy inteligente y eficiente.
Además de los motivos mencionados en el párrafo anterior, me decanté por la versión de 8gb RAM/512gb SSD ya que estaba con 100usd de descuento :)
- ¿Cuáles son las diferencias entre el MacBook Air y el MacBook Pro?
Brillo máximo: 400 nits en la Air y 500 en la Pro. La diferencia solo será apreciable si utilizan el Mac en exteriores.
Touchbar y TouchID: La Air no dispone de Touch Bar y tiene que conformarse con una fila de teclas físicas de función, aunque sí dispone del Touch ID al igual que en el modelo Pro.
Refrigeración y rendimiento sostenido: El modelo Air no dispone de refrigeración activa, es decir, no tiene ventilador, mientras que el Pro sí tiene. Si bien el M1 es un procesador muy eficiente, cuando necesitemos rendimiento sostenido (usar el Mac con tareas muy exigentes) el Air podrá eventualmente reducir la frecuencia del procesador para mantener el equipo con temperaturas aceptables, lo cual impacta en el rendimiento. A mi criterio, esta es la diferencia más notable y que hará la diferencia entre la elección de uno u otro equipo.
Núcleos de la GPU: Si compran la versión base del Air (8gb RAM/256gb SSD) tendrán a disposición 7 núcleos de GPU en lugar de 8. A efectos prácticos no se nota durante el uso, aunque no deja de ser una diferencia.
Colores: El MacBook Air tiene un color especial que la versión Pro no, el oro.
Batería: Tenemos una capacidad de batería mayor en el MacBook Pro, 17 horas en navegación web y 20 horas de reproducción de vídeo contra 15 y 18 horas en el Air respectivamente.
Cargador: El cargador que incluye el MacBook Air es de 30W. La versión Pro trae uno de 61W. Gracias a la autonomía de estos nuevos equipos, no lo veo un factor diferencial que decante comprar una opción sobre la otra.
Altavoces y micrófono: Altavoces estéreo de amplio rango dinámico y micrófonos de calidad de estudio solo están disponibles en la versión Pro. El MacBook Air debe conformarse con altavoces estéreo y micrófonos normales.
Peso: Diferencia ínfima de 1,29kg en la Air vs 1,4kg en la Pro.
- Dejando de lado las diferencias que mencionaste, ¿Compro un MacBook Air o un MacBook Pro?
La elección de uno u otro equipo radica únicamente en el uso que le darás al equipo. Si te consideras un usuario profesional que utilizará el equipo con software que demande gran cantidad de recursos durante largas sesiones de trabajo, te aconsejo encarecidamente que compres la versión Pro ya que, gracias a la refrigeración activa, el equipo utilizará sin dudar los núcleos de alto rendimiento sin inmutarse ni bajar la potencia en ningún momento.
Ahora bien, con el párrafo anterior no quiero decir que al MacBook Air le falte potencia, sino todo lo contrario, pero sí que podría tornarse un poco insuficiente en el uso que mencioné anteriormente. Si le darás un uso un poco más ligero al equipo, cómo ver contenido multimedia, leer PDFs, navegar por internet e inclusive trabajar pero de manera “no tan intensiva”, la versión Air será más que suficiente.
- ¿Cuánto almacenamiento compro?
Te aconsejo optar por la versión de 256gb o 512gb y descartar directamente las versiones con más almacenamiento. ¿Por qué? El precio por upgrade es una vergüenza. Por muchísimo menos dinero podes comprar un disco SSD M2 SATA o, aún mejor, NVMe, junto a un adaptador USB-C que permita utilizarlo como disco externo. Gracias a la enorme tasa de transferencia de los puertos Thunderbolt/USB que trae el MacBook, vas a poder utilizar este SSD externo como si fuera interno.
- Tengo un Mac con Intel, ¿Es necesario actualizar ya?
Si bien el rendimiento de los M1 es bestial y lo considero el primer paso importante de Apple para incursionar en esta nueva era, si dispones de un Mac relativamente nuevo (del 2018/2017 en adelante), no veo necesario que hagas el upgrade, mejor espera a los posibles modelos de 14 pulgadas con la segunda iteración de Apple Silicon, más que todo por los rumoreados cambios en el diseño, que desgraciadamente eché mucho en falta con este equipo.
- Finalizo con una pregunta que me han hecho muchas veces. Habiendo otras opciones que no son Mac pero de prestaciones superiores a menor precio… ¿Por qué optar por un Mac?
Responder a esta pregunta puede dar lugar a un debate largo y extenso que sinceramente prefiero dejarlo, a lo sumo, para otro artículo, pero daré una respuesta breve para aquellos interesados en mi humilde opinión. He tenido la posibilidad de incursionar bastante a fondo en ambos mundos (Windows/Linux vs MacOS) y considero que MacOS es un sistema operativo muy completo y sumamente práctico para trabajar y hacer mis actividades del día a día. Hasta el día de la fecha, no he sufrido ningún problema con las actualizaciones de sistema, cosa que sí me ha pasado en Windows, en algunos casos demandando que tenga que formatear el sistema. Si me parece importante recalcar que los Mac son equipos “de fierro” en términos de longevidad. Usé un MacBook Pro del 2015 (fabricado en 2018) por casi tres años con solo un formateo de por medio y el rendimiento nunca se vio afectado con el paso de los años.
Si nunca utilizaste un Mac y te interesa comenzar una migración hacia este sistema, la nueva gama de MacBooks con M1 son una oportunidad exquisita para hacerlo. Por 800/1000/1300 dólares que cuestan en su versión base los Mac Mini, Air y Pro respectivamente, vas a tener equipos más que suficientes para cualquier uso y te estás asegurando de estar al día por varios años en términos de arquitectura, Apple Silicon acaba de empezar su recorrido.
El primer paso de la transición de Intel a Apple Silicon, conclusiones.
Apple lo ha hecho bien, muy bien. Si tenían en mente comenzar esta transición de una manera totalmente invisible al usuario final y mejorar la experiencia que tenían hasta el momento, lo han logrado con creces. Incursionar en una nueva arquitectura con su línea de computadoras más vendidas (Air, Pro de 13 pulgadas y Mini reúnen el 91% total de ventas) me parece una decisión sumamente arriesgada que solo Apple puede cumplir satisfactoriamente. Cualquier compañía optaría por aferrarse a sus usuarios fieles, efectuando tan drástico cambio solo en un nicho de mercado de confianza, donde tengan mayor margen de maniobra ante eventuales inconvenientes que puedan surgir. Insisto, Apple ha comenzado una nueva era apuntando directamente a su mayor grupo de consumidores con computadoras de consumo general, por lo que no me queda otra opción que pensar en que el diseño y planificación de estos nuevos chips ya lleva varios años. Me sorprende cómo Intel no vio esto venir, y tanto esta compañía como el resto de la competencia tendrán que trabajar duro durante el 2021 para mantenerse competitivos, ya que es sumamente probable que Apple lance la segunda iteración de Apple Silicon para su gama profesional (MacBook Pro de 16 pulgadas, Mac Pro, iMac Pro) y tenga un rendimiento aún superior.
Gracias al aporte de los distintos desarrolladores de software, un gran porcentaje de aplicaciones ya están disponibles para correr de forma nativa con el M1 a unos cuatro meses de la salida de estos equipos, por lo que esta transición ha sido mejor en este aspecto respecto a la anterior.
Es evidente que Apple ha aprendido muchísimo durante estos últimos años al desarrollar los procesadores ARM que incorporan sus productos iPhone y iPad, ya que el rendimiento de los nuevos MacBook queda fuera de toda duda. De la misma manera, han sabido aprovechar su experiencia en eficiencia energética: la autonomía de los equipos es no creer, y es algo de suma utilidad cuando tenemos reuniones, clases o eventos presenciales (esperemos su retorno lo antes posible) o si simplemente queremos usar el equipo en cualquier lugar donde no dispongamos de un tomacorriente.
Sí te consideras un usuario profesional que utiliza equipos para exprimirlos a su máximo nivel, debes ser consciente de que serás un early adopter en caso de comprar un Mac con M1, con ciertos inconvenientes que implica serlo. ¿Te gusta ser protagonista de nuevas experiencias y ser uno de los primeros en hacerlo? ¿Te consideras experto o como mínimo entendido con MacOS y el ecosistema de Apple? ¿Estás dispuesto a asumir un riesgo razonable respecto a posibles incompatibilidades que se van a ir resolviendo gradualmente? Si la respuesta a estas tres preguntas es afirmativa, podría decirte casi sin lugar a dudas de que este MacBook es para ti. Caso contrario, mejor esperar a las próximas generaciones, recordando que la misma Apple sostiene que la transición de Intel a Apple Silicon durará 2 años.
Por otra parte, si le darás al Mac un uso relativamente básico, como ser tareas de oficina, universidad, visualización de contenido multimedia y redes sociales, tanto el MacBook Pro como el MacBook Air con el M1 te brindan un diseño elegante y muy liviano, que cumple (de sobra) para aplicaciones que quizás te demanden cierta exigencia y con una autonomía (por el momento) inigualable. De todas maneras, deberás ser consciente de que estamos en un primer paso y que pueden ocurrir pequeños problemas que se solucionarán de manera progresiva mediante actualizaciones de sistema como hemos mencionado a lo largo del análisis.
Que nos quede claro lo siguiente: Apple Silicon tiene longevidad garantizada, Intel por su parte ha dejado de ser una opción viable. Los primeros pasos en la hoja de ruta de esta transición han sido un antes y un después, y han cambiado las reglas de juego de la computación actual. Demás está decir que estoy más que conforme con este equipo, ha superado con creces mis expectativas, ya veremos qué ocurre con las siguientes iteraciones. ¡Gracias por leer!